Fue un día muy intenso, dimos un paseo por el bosque,
recogimos castañas, bellotas, hojas de los árboles… y, como ya teníamos mucho
hambre, nos sentamos a comer los bocadillos alrededor de la ermita.
¡¡Qué ricos nos supieron y cuánto agua bebimos!!
Después de comer, jugamos y nos fuimos a ver el fuego,
a asar las castañas y a comerlas.
Acabamos agotad@s y nos dormimos en el autobús, pero ha
merecido la pena, porque aprendimos y disfrutamos mucho.
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